EN EL VERANO DE 1953, durante su primer viaje a España, Jean Cocteau fue invitado por unos amigos a cenar en Puerta de Hierro. Allí, entre curiosos, advenedizos, esnobs castizos y demás aduladores, el
poeta francés se lanzó sobre el tema tópico por excelencia que cualquier visitante a nuestro país tiene
que tocar en algún momento: los toros. “La Fiesta — aseguraba Cocteau— tiene la misma vitalidad que la poesía”.