
Primavera de 2017. Arquitectos, escritores, directores de cine, diplomáticos, toreros retirados, empresarios taurinos recién llegados a Madrid, periodistas… y un pintor se sientan en torno a una mesa del Club Matador para urdir la gran trama. Apenas son una docena, pero su objetivo es echar a andar una peña taurina. Romper el velo de silencio que se ha extendido por toda España en torno a los toros. Proclamar su fe taurina. Luchar por lo que creen.
Eduardo Arroyo estaba allí. Fue el día en que se decidió todo, los primeros pasos de la peña del Club Matador. El instante en que un grupo de hombres conjurados contra las ideas reinantes se pusieron de acuerdo para saltar al ruedo. Allí nació la Peña Antoñete, y Eduardo Arroyo estaba allí. Y, pese a su hilo de voz gastada, se hizo oír. También estuvo en primera fila cuando se crearon los Premios Minotauro, y él se apuntó a hacer un grabado de un minotauro terrible y fiero, que solamente podrían tener los mejores; nuestros ganadores de cada año.
Han pasado menos de dos años de todo aquello. La Peña Antoñete lleva muchas tardes de toros y toreros, y el periódico Minotauro se ha convertido en santo y seña de esta locura. Y Eduardo ya no está entre nosotros.
Arroyo sigue siendo socio de nuestra peña. La junta directiva ha decidido impedir su retirada definitiva y lo ha nombrado socio perpetuo. Esto nos ayudará a sentirlo vivo. Se ha ido, pero su sombra, su guía, su decisión estarán siempre al frente de todos nosotros. Marcando la diferencia entre la verdad y el fraude. En los toros y en la vida.
Alberto Anaut, Periodista. Es presidente de La Fábrica y del Club Matador.
TERCER AÑO. NÚMERO SEIS. AMÉRICAS. ENERO-ABRIL. 2019