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Pijotero de Fuente Ymbro, Premio Minotauro al toro del año

Pijotero, qué gran toro. Castaño, muy serio, cinqueño, lidiado en Las Ventas el día del patrón. De Fuente Ymbro, que venía sensacional de la Feria de Abril. En San Isidro no echó la corrida redonda, pero sí el gordo.

Pijotero fue franco desde el principio, pues ya se desplazó humillando en las verónicas de recibo con las que Miguel Ángel Perera le fue ganando terreno. Empujó con los riñones en el caballo y fue alegre en banderillas. Acudió en largo a los cites de su generoso matador, que optó por lucirlo sin probaturas; con lo que esto gusta en Madrid. Qué bonito es ver al toro galopar hacia el torero fijo en el centro del ruedo. Y cuántas veces la gente se pone de parte del toro más por cómo galopa que por cómo mete la cara. Pero no fue su caso. Pijotero humilló desde el primer muletazo pese a la inercia. Y repitió con codicia mostrando su casta. Qué forma de querer comerse la muleta. Qué celo. Cinco largos derechazos y el de pecho para empezar. Una tanda y la plaza era ya una caldera.

Volvió Pijotero a arrancarse de lejos en la siguiente serie de cinco derechazos y dos de pecho. Era una maravilla ver cómo hacía el avión. Y con qué ritmo. Tras un pase de las flores surgieron cuatro derechazos de mano baja rematados con dos de pecho que fueron, artísticamente, la cima de la faena. Aún le quedaban fuerzas, ya que la duración, pese a su entrega y a las pocas pausas concedidas durante el trasteo de muleta, fue otra de sus cualidades.

Por la izquierda no hubo la misma comunión pese a la calidad de su embestida también por este pitón, y la faena bajó de intensidad. Quizás el viento molestó demasiado. En el tendido empezaban a formarse dos bandos: unos cantaban todo lo que hacía el torero como muy bueno, mientas otros tomaban partido por la calidad y transmisión de la embestida. No es que el matador estuviera mal, pero conseguir estar a la altura de un toro así es realmente complicado. Ya decía Belmonte aquello de: «Dios te libre de un toro bravo».

Perera volvió a derechas en una tanda de redondos ligados para terminar de diluirse en un cierre que evidenciaba que la faena había ido a menos. Lo mató de estocada trasera.

La ovación en el arrastre a Pijotero fue unánime. Sorprendió tanto la generosidad del palco concediendo al matador una segunda oreja muy protestada, como su cicatería negando la vuelta al ruedo a un toro de bandera. Pero de bandera azul, claro.

 

Fernández-Kelly es aficionado y abonado de andanada del 9 en Las Ventas.

CUARTO AÑO. NUMERO NUEVE. INVIERNO. ENERO – ABRIL. 2020