Morante: hasta el rabo todo es oro
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Se detuvo el tiempo (esta vez sí) y se cortaron las calles de Sevilla para llevar a Morante a hombros desde La Maestranza hasta el hotel. «¡Torero, torero!», le gritaban a la vera del Guadalquivir para incredulidad de los turistas que presenciaban la imagen de un matador en volandas, como