El toreo como metáfora de vida y muerte.
«No se puede matar a la muerte», le dice el profesor de la escuela taurina a Matteo, aspirante a torero, el joven que de niño, en su Italia natal, rodeado de ataúdes —el negocio familiar— ve en las noticias de la televisión la cogida mortal de un novillero en Las Ventas y el posterior homenaje póstumo, aclamado como un dios, y le expresa entonces a su madre moribunda que él también quiere morir así.
Hasta aquí el spoiler de Animal / Humano, película en la que su director, Allessandro Pugno, italiano afincado en España, da el paso del documental (suyo es A la sombra de la cruz, galardonado en 2012 en el Festival de Málaga, que retrata la vida de los cincuenta niños cantores que viven en el Valle de los Caídos y en el que la sombra del título es también la sombra del franquismo) a la ficción, con el rito ancestral del toreo como metáfora de vida y muerte.
El proyecto se inició hace diez años, con visitas y encuentros con los profesores (El Fundi, José Luis Bote…) de la Escuela de Tauromaquia José Cubero Yiyo del Batán. El rodaje, salvo algunas escenas en Italia, y la acción tienen las dehesas de Cádiz y Sevilla como escenario de una historia que trascurre como juego de espejos entre lo humano (Matteo y su lúgubre paisaje de la infancia, del que escapa para afrontar su destino elegido) y lo animal (Fandango, el becerro que crece libre, ajeno al fin último de su crianza).
La película, bellamente fotografiada —y que por momentos remite a la tan celebrada Tú solo (1984), filmada por Teo Escamilla en la Escuela de Tauromaquia de Madrid y con José Miguel Arroyo Joselito y Lucio Sandín, entre otros, como protagonistas—, parte de un título en el que la barra que separa las dos palabras que lo conforman puede conducir a equívoco, puesto que la una no se entiende sin la otra, más aún cuando el toro de lidia, como en este caso Fandango, es una creación humana, producto a lo largo de los siglos del saber de los ganaderos, perpetuando así una especie única que sólo tiene sentido precisamente en la tauromaquia.
El niño Matteo quiere morir como un héroe, condición del torero que conlleva necesariamente un proceso de aprendizaje técnico y humano que deja huella en su cuerpo y en el que convive con otro joven de su edad, César, que no está allí por voluntad propia, sino por deseo de su padre, reconocido matador de toros. Lo que para uno es anhelo para el otro es suplicio, un legado opresivo, de sometimiento.
Animal / Humano, estructurada en capítulos con títulos surgidos a partir de definiciones del diccionario de los términos ‘animal’ y ‘humano’ («Bestia»; «Ser que siente»; «Con alma»; «Animal racional»; «Dotado de empatía»; «De naturaleza imperfecta») muestra el mundo rural y la relación entre animales y humanos como expresión última, brutal y bella de esta particular correspondencia, interrogando al espectador sobre una realidad permanentemente cuestionada y evitando tomar partido.
Matteo y Fandango: vidas paralelas, vivencias universales y semejantes entre animales y humanos, que acabarán convergiendo en un ruedo, destino trágico y redentor.
Si, como citaba anteriormente, la evocación a Tú solo resulta inevitable, también se me viene a la cabeza El brau blau (2008), de Daniel V. Villamediana, película de un solo personaje que, fascinado por el toreo después de asistir en La Monumental de Barcelona a una tarde apoteósica de José Tomás, realiza un viaje a su mundo interior, un camino espiritual de aprendizaje e introspección, pero en este caso sin toro.
Animal / Humano, definida por el propio director como «un western moderno», en el que «la belleza camina al paso de la tragedia, donde el toreo se convierte en una metáfora cruel de la vida y donde la vida humana parece entrelazarse con la vida animal» es, también, una fusión perfectamente ensamblada entre ficción y documental, cine de preguntas y una respuesta clara: torear no es matar toros, es trascender la existencia.
Paco March