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Premio Minotauro al Toro del año 2022, Bellotero, de La Quinta

La salida de la pandemia ha traído un inusitado interés por ir a los toros y, sobre todo, por disfrutar en los toros. La fiesta más seria y culta no puede dejar de ser una fiesta y Madrid no ha sido este año la excepción. Si a eso le añadimos toros bravos y toreros capaces, la Fiesta se engrandece.

San Isidro 2022 provocó no pocas polémicas a la hora de elegir los nombres de algunos triunfadores. Decidir cuál ha sido la mejor faena o quién el torero revelación no ha estado exento de debates, pues no faltaron candidatos. Tampoco ha sido fácil elegir el toro más bravo.

Según el jurado nombrado por la empresa Plaza 1, el toro más bravo fue Garañuelo, de Victorino Martín, mientras que el jurado del Casino de Madrid consideraba como más bravo a Majadero, del Parralejo, lidiado por Curro Díaz. Finalmente, para el jurado de los Veterinarios, el toro más bravo habría sido Bellotero, de La Quinta, lidiado por Julián López, el Juli. Tres jurados distintos y criterios distintos. Sobre los jurados se podría debatir largo y tendido, aunque gran parte ya lo dijo en su día Luis Fernández Salcedo en varios de sus sabrosos artículos.

Analizando y comparando el comportamiento de los tres toros premiados, Majadero fue el más bravo en el caballo, llegando a levantar ostensiblemente los cuartos traseros en la primera vara que tomó, empujando y recargando mucho. Luego fue un pelín a menos, algo típico en los toros de procedencia veragua.

La pelea del Victorino fue radicalmente diferente. Garañuelo, muy tardo en los primeros compases (aunque no se fue de la suerte hubo que echarle el caballo encima en la segunda vara), llegó al último tercio con una embestida sensacional, humillada, fija y muy profunda. La clásica embestida de los victorinos de nota. Los naturales de Sergio Serrano fueron también de categoría superior, montando un lío gordo que se esfumó por los repetidos pinchazos. Lástima que no tengamos entre nosotros a un Gregorio Corrochano capaz de enseñarnos que vale más un buen pinchazo en hueso en lo alto entrando bien que una estocada entera baja, ejecutando mal la suerte; aunque hoy lo que más se valora sea esto último. Las corrientes animalistas se imponen y todos queremos ver morir rápidamente al toro, se mate como se mate. Los tiempos cambian que es una barbaridad.

Volvamos con Bellotero, el santacoloma premiado por el Consejo General de Colegios Veterinarios de España. En este caso, dispongo del acta del jurado (está publicada en su página web), por lo que creo oportuno destacar los méritos que le vieron sus premiadores. Se dice en el acta que Bellotero reunió «las condiciones exigibles de calidad, demostrar un alto nivel de bravura en los tres tercios, y destacar por su casta, nobleza, movilidad y clase en la faena de muleta del Juli».

Para el jurado de los veterinarios, y creo que acertadamente, la bravura se mide a lo largo de toda la lidia. El toro bravo debe demostrar bravura en los tres tercios. Es muy importante este matiz: no cabe hacer una salida escandalosa y tomar una primera vara espectacular para luego perder gas y no mantener ese nivel inicial. Tampoco cabe hacer pelea de manso y acabar embistiendo de dulce. En todo caso, puestos a elegir, parece preferible lo segundo que lo primero. O sea, que el toro vaya de menos a más y no al revés. Eso parece importante.

En segundo lugar, el jurado de los veterinarios destaca la calidad del toro y especialmente en la muleta, santo y seña del toreo de nuestros días. En este caso, la muleta era la buena del Juli, quien siempre procura exprimir las embestidas de todos sus toros. Podrá convencer más o menos el estilo o la estética de este torero, pero puestos a sacar de cada toro el máximo posible pocos de ahora o antes pueden comparársele. Su precisión y justeza en el manejo de la franela son proverbiales. Suerte del toro al que le toca ser lidiado por el diestro de Madrid, quien ahora, por fin, parece que empieza a ser reconocido y aclamado en su propia tierra.

A esas cualidades de casta, nobleza, movilidad y clase en la muleta que señala el jurado para el toro de La Quinta, yo añadiría otra que me parece también muy importante: la fijeza. Una fijeza superlativa que se mantuvo durante toda la lidia. Este tipo de comportamiento serio, como de persona mayor, es el que más ayuda a una buena lidia. Por eso se ha podido decir que el toro bravo es el mejor director de lidia posible. Y Bellotero lo fue. Es cierto que el comportamiento informal divierte al aficionado (a mí, personalmente, me encandila), pero la bravura fetén, en mi opinión, es la que va unida a cierta seriedad y formalidad en el comportamiento.

Las embestidas de Bellotero no fueron tan humilladas ni profundas como las del Victorino y puede decirse que su pelea en varas no alcanzó la espectacularidad explosiva del toro del Parralejo, pero su bravura se mantuvo constante, y a un altísimo nivel, durante toda la lidia. Por eso también puede decirse que ganó la pelea a los otros dos toros en liza no tanto, o no sólo, por sus evidentes virtudes (templanza, nobleza, fijeza, casta), sino, sobre todo, por la ausencia de defectos. Bellotero, de La Quinta. Un gran toro, bravo de verdad, y un premio más que merecido.

 

JOSÉ MORENTE es arquitecto y autor del blog taurino La razón incorpóre