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Media invertida

ES YA COSTUMBRE anquilosada que, luego de una tanda de lances a la verónica, el torero abroche la embestida del toro con eso que llamamos “media”, ambas manos sobre la misma cadera, plegando el capote en una suerte de abanico en la cintura, y todo ello se vuelve belmontina si el torero gira la cabeza sobre el hombro contrario para mirar como quien no quiere la cosa cómo el toro y sus embestidas han quedado suspendidas en el tiempo, anclados en la arena.

Lo anterior cobra un sentido totalmente diferente si la media verónica se ejecuta volteando los vuelos del capote. En el momento de la reunión, todo sigue la misma partitura, salvo el pellizco o afán de enganchar la embestida del animal con el anverso del capote. Se trata de un remate y también, adorno. Sea con el amarillo anverso que llevan la mayoría de las capas o con el morado que encargan algunos gitanos, la media invertida evoca a la antigua larga cambiada de rodillas y quizá antecede al quite de la tijerilla, donde el diestro cruza incluso los brazos para enrevesar el capote en cada lance. Este adorno o recurso de la media invertida es un instante de fugaz ingenio y adorno alternativo que no pocos afi cionados ansiosos de variedad en la liturgia de cada domingo agradecerían como novedad, aunque en realidad quizá no sea más que la recreación de un afán que conocían bien los toreros de antaño. En tiempos de sepia y con capas de seda se sabía que el vuelo alternativo de ambos lados del capote debería parecer aleteo de mariposas y no sábana almidonada.

Se trata entonces de la media de toda la vida, pero reinventada por un instante al invertir el vuelo del capote sin alterar el viaje de la embestida; no es un trapazo en el vacío ni un caprichoso intento de galleo, sino la gracia con intención y recordatorio que todo afi cionado quizá sepa ya de memoria: cada vez que un torero intenta una variación a las suertes supuestamente inamovibles, los tendidos sienten atestiguar el milagro de una invención.

JORGE F. HERNÁNDEZ, escritor. Es columnista del diario El País.

NÚMERO DOS. OTOÑO. SEPTIEMBRE – DICIEMBRE. 2017