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Regreso a la Plaza de Las Ventas

Llega la feria de Otoño, tan esperada, tan añorada, tan soñada y probablemente para muchos aficionados creada en su imaginación. Composición de carteles, abanico de ganaderías y de toreros. Después del paro por la terrible pandemia, las ilusiones aumentan.

Publicación de carteles. Nada novedoso, carteles y ganaderías digamos que “vuelta a la normalidad” a “su normalidad”. No han percibido el momento que vive la Tauromaquia. Cuesta creer que sean tan torpes, ineptos o alucinados.

En gran parte por los pack anunciados, muchos de los fieles aficionados, no han vuelto, o quizás ya no vuelvan. Entradas en taquilla hasta minutos antes de las corridas, excepto el Cartel del 12 de Octubre, que daba la impresión de no haberse respetado el aforo con tanto rigor como en días anteriores.

El público de oreja fácil, exceso de alcohol e ignorancia ha tomado algunos tendidos. No comprenden qué es el arte en si mismo de torear. La magia del binomio toro & torero. No saben que estamos en la cátedra del toreo.

Evidentemente es la temporada, el año de Morante de la Puebla. Su gran año. Confirma alternativa en mayo de 1998. Ha tardado en madurar. Atrás y olvidado quedan las tardes donde nos tomaba el pelo no pocas veces a los fervientes seguidores, incondicionales, felices con una sola verónica. Muchas temporadas de escándalos, de cal y arena, de despachar a los toros si le hacían un extraño.

Morante de la Puebla se ha purificado, catarsis total. Ha dejado los fijos Juan Pedro y ha variado de encastes: santacolomas, nuñez, veraguas, atanasios, domecq y miura. Ha toreado con duende, cargando la suerte, toreo clásico. Con el capote una pintura en cada lance, con cada verónica una belleza que enamoraba, las medias verónicas un cartel de toros. Perfección, torería, ortodoxia. Variedad con el capote, dibujó un galleo por rogerinas y unas chicuelinas tan ceñidas, asombrosas en técnica y arte. El tiempo se paro en sus muñecas. Con la muleta, temple, toreó tan despacio, andándole al toro, rematando detrás de la cadera, sencillo, se podría decir que acariciando cada embestida. Trincheras, remates, a dos manos, naturales. Ortodoxía y arte. Movimiento de muñecas fino, grato, melodioso, quieto.
Estuvo director de lidia toda la corrida. Morante es Maestro en Tauromaquia.

Gines Marín tiene valor, clase, personalidad propia y sabe torear. Sumemos a estas cualidades que es inteligente y sabe que no es tiempo de conformismos. Puede y debe estar en el escalafón de los toreros grandes, los que quedan para siempre en los recuerdos de los aficionados, impresos en tinta para deleite de aficionados presentes y futuros.
Replicó a Morante, en principio digamos que aturdido por el peso del quite del Maestro, después ejecutó unas chicuelinas de gran belleza con un remate perfecto. Con la muleta estuvo despegado y volvimos al destoreo, vaciando para fuera, aliviándose. El Gines conformista.

En el segundo de su lote, un manso con peligro, esperando en banderillas. Y salió la inteligencia de Marin, que supo ver el tercio de varas bien ejecutado por su picador Agustín Navarro. Ahí vio al toro. Ginés supo aprovechar que el toro embestía y nos regalo una faena de arte y maestría. El toro transmitía como tantos Nuñez que embisten en la muleta. Que rompen en el último tercio. Dos series de naturales con ligazón, con los pies juntos insuperable. Muletazos a reloj parado eternos por su lentitud, con las manos bajas, al natural, los vuelos de la muleta, los cambios de mano. Este es el camino.

Diego Urdiales anda en la senda de maestro, una excelente temporada. Situado en el escalafón de los grandes.Torero clásico. Duro su camino. Decepción en Madrid, no pudo con un toro que tenía su lidia, todos los toros la tienen. Aunque fuese un toro áspero y embistiese a oleadas. Un error que decepción a sus aficionados.

Paco Ureña tiene casta, y atesora un clásico toreo, lo ha demostrado muchas tardes. Tiene un capote variado y elegante. Nos regaló unas gaoneras ceñidas ante un manso jandilla. Con el capote estuvo valiente y logró naturales largos.

López Simón necesita un director técnico y artístico. De valor está servido y de vulgaridad también.

Emilio de Justo, es un torero de los que torean con mucha prisa. Torea desigual, sin ligazón, pico y forzando la figura. Ahí no entra el arte. La estocada le valió una puerta grande, sorprendentemente al grito de “torero”. Cuidado Emilio, Madrid encumbra y al año siguiente sin piedad destrona. Atesoras valores, gira al toreo clásico. Tranquilidad.

El resto Figuras acomodadas y repetitivas. No deberían acomodarse. Tenemos toreros clásicos con ganas y entrega. Un ramillete de toreros muy interesantes que encabeza Morante de la Puebla, Marin, Urdiales, Ureña, Ortega, Aguado y otros más que están a la espera de oportunidades. Y toreros lidiadores con encastes de los llamados duros que tienen su sitio y la admiración de aficionados. Y por suerte también otro ramillete de novilleros que vienen pisando fuerte.

El último libro de Muñoz Molina se titula -Volver a dónde- le va perfecto a la tauromaquia y a la Plaza de las Ventas especialmente. Por una parte los empresarios siguen acartelando (les encanta esta palabra) a los mismos toreros y las mismas ganaderías. Hierros de los que los aficionados estamos aburridos, hartos, enfadados, hastiados, podíamos seguir con más sinónimos.

Dos ganaderías, Juan Pedrosa y Victorino tienen copadas hasta las plazas portátiles. Y esto produce que muchas ganaderías estén sin mercado y algunas en la UVI. Es super urgente renovar empresas, pliegos, cárteles.
Que los cárteles no nos aburran ya desde el papel impreso. No hace falta reinventarse, hace falta una buena gestión. Afición. Ilusión.

Madrid y Sevilla han demostrado lo baratas que están las orejas. Tampoco favorece el adoctrinamiento de las corridas en TV. Periodistas y comentaristas de amplio espectro que ni enseñan, ni aficionan, ni comentan. Repiten frases y muchos no saben ni describir a un toro de salida. Esto si necesita un reset y empezar de cero.

Separemos el grano de la abundante paja. Existen grandes ganaderías, grandes toreros y grandes novilleros. Nos faltan grandes empresarios. Aficionados con tanta paciencia como a la Tauromaquia no existen.
Aquí seguimos con muchísimas ilusiones, tenemos buen material. Seguiremos.