De este lado, lejos de Toriles, hay una cálida sombra en la cercanía con el burladero de Matadores. Tanto en la Monumental de Las Ventas o la Monumental México, el burladero de Contraquerencia parece huir del Sol, ese ojo al que se enfrentan toro y torero en otros terrenos y, por ende, parecería que la lidia o prosa de Contraquerencia quiere alejarse del olor a corral, pastura y giña.
En estos párrafos quiero hablar de etimologías allende la Academia y del argot de adrenalina, de las palabras que se dicen entre peones de plata y de los nombres de los quites que ejecutan los que llevan oro en las hombreras. Quiero hablar de los puyazos que se dan precisamente en Contraquerencia para realmente probar la bravura de los bureles y quiero insistir en que se busquen otro burladero los jueces o policías que son Autoridad en Las Ventas de Madrid.
Quiero hablar de las faenas que se resuelven lejos de la Querencia para intentar desamañar a los toros que anhelan volver al campo, los bureles que pelean lejos de lo cómodo y los toreros que no precisan moverse de un palmo de terrero para que ese pedazo de arena se vuelva hectárea del arte, sueño incandescente.
En resumen, esto anuncia un blog como claraboya. Espacio de palabra que apuntala una afición inexplicable que se vuelve pasional cada vez que se vive de cerca el remate de un mito en el burladero de Contraquerencia, cada vez que una marabunta levanta en vilo al caballo con cabellero y peto y cada vez que el azar permita evocar anécdotas que no merecen amnesia.
